Los principales materiales para las ventanas son el PVC y el aluminio. Más de una vez en este mismo blog os hemos hablado de las diferencias que existen entre ambos y que hacen que el aluminio sea la decisión más acertada.
Elegir ventanas de aluminio supone apostar por un material sostenible ya que procede de la bauxita, uno de los elementos más abundantes que hay en la Tierra, y es 100% reciclable manteniendo sus propiedades intactas. Actualmente, se recicla el 90% del aluminio.
No precisa de ningún tipo de mantenimiento adicional, ya que no se corrosiona ni se deteriora. Por ello, es un material que soporta en perfectas condiciones las inclemencias del tiempo. Perfecto para instalarse en cualquier tipo de clima, sin necesidad de preocuparse.
Una ventaja significativa del aluminio es que no es inflamable, por lo que puede usarse con toda seguridad en cualquier vivienda u oficina.
También permite una infinidad de acabados diferentes, adaptándose a todos los espacios a los que vaya a ser destinados.
Por el contrario, el PVC viene del petróleo, que no es en absoluto sostenible y se estima que las reservas se acabarán en un plazo no superior a 50 años. El pvc no se puede reciclar infinitas veces y tampoco se mantienen intactas sus cualidades.
Tanto es así que no se pueden fabricar ventanas de pvc a partir de producto 100% reciclado, como indica la norma europea de perfiles de pvc, la EN 12608, que rechaza de forma expresa el uso de cualquier tipo de pvc reciclado en la superficie exterior de los perfiles. Además, el pvc prácticamente no se recicla.
En resumen: El PVC puede salir más económico, pero a la larga el aluminio es el que ofrece más ventajas, este tiene la capacidad de durar muchos años en perfecto estado. Esto hace que la inversión merezca realmente la pena, ya que estarás apostando por un material que te acompañará a lo largo de la vida, no como el PVC.